100 años al servicio de la parroquia

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Los inicios

La historia de la Mútua Eléctrica de Sant Julià de Lòria empieza en el molino comunal. Allí donde los parroquianos llevaban a moler el trigo para hacer la harina, las muelas accionadas con la corriente del río. Esto sucede cuando el mundo está a punto de vivir el estallido de la Gran Guerra, en un país que acababa de estrenar la carretera. Una infraestructura básica que anhelaba desde hacía tiempo.

Sant Julià, 1913. Todo el pueblo está de acuerdo para salir adelante en poner en marcha un proyecto de generación eléctrica. En Andorra ya existe una pequeña central hidráulica, propiedad de Tabacalera Andorrana S.A., en el Roc de les Anelletes (Andorra la Vella), construida en la primera década del siglo para el funcionamiento de la fábrica de tabacos y que en horas nocturnas iluminaba Andorra la Vella y Escaldes. Más adelante, el 1921, la energía de esta central sirvió para que Norte Andorrano diera servicio a las parroquias de La Massana y Ordino. La singularidad de la iniciativa de Sant Julià se debe a la colaboración de todas las familias de la parroquia, que el documento de concesión de los terrenos donde se  instalará la turbina, del 4 de enero de 1914, deja patente en el primer punto. El pacto lo sellan, por parte del Común, Mariano Betriu,Francisco Cairat, Pere Canturri y Juan Canturri, presidente, tesorero y secretario de la entonces Mútua Eléctrica. “A todo individuo residente en esta parroquia se le concede un plazo de tres meses, contando desde hoy, para poder formar parte de la sociedad”. A menudo se señala este carácter inclusivo de la institución como una de las claves de la permanencia, la utilidad y la vitalidad de la Mútua. Desde sus inicios, la Mutua nació para todo el mundo.

Aquel año 1914, la Mútua ya suministraba electricidad a la villa de Sant Julià. Autorizó el consumo a los usuarios de planchas y mesitas con luz artificial, como por ejemplo modistas y sastres,  por un precio de tres pesetas anuales. El suministro se hacía a partir de unas horas determinadas. En verano, desde las siete de la tarde y hasta las cuatro de la madrugada. Y en invierno, a partir de las cinco de la tarde. El otoño era la estación más complicada para la producción eléctrica.

El Consejo General de Andorra veía en aquella época los recursos naturales del Principado como un posible medio para conseguir infraestructuras a través de concesiones a empresas extranjeras, puesto que la economía del país no generaba la acumulación necesaria para hacer frente a las inversiones necesarias. Así, durante el primer tercio del siglo XX, hubo una actividad bastante intensa de otorgamiento de las concesiones más variadas, la gran mayoría de las cuales nunca se llegaron a ejecutar.

La preocupación principal del Consejo General durante toda la Historia había sido el mantenimiento correcto de los caminos de peatones o de caballerías. Hasta el comienzo del siglo XX no se hizo, del lado francés, la carretera de Soldeu al Pas de la Casa y, en el interior, la de Andorra la Vella a Escaldes y  Encamp. Eran caminos de tres metros de anchura, construidos por el mismo Consejo. Del lado español, el copríncipe Benlloch consiguió que España sufragara la carretera entre la frontera y la plaza de Andorra la Vella, inaugurada el  1913.

 

 

 

 

Fhasa

La concesión de la explotación de los recursos hídricos de Andorra la obtuvo finalmente y, después de los abandonos mencionados, la compañía Fuerzas Hidroeléctricas de Andorra S.A. (Fhasa). Una sociedad constituida con capital español y francés que establecía, ya en los inicios, que la posible participación de capital andorrano tendría que ser subscrita por los dos lados.

El Consejo aprueba la concesión a Fhasa en marzo de 1929, ratificada por los copríncipes entre agosto -el copríncipe francés- y en septiembre- el obispo de Urgell. El contenido de la concesión alcanza la explotación de tres saltos de agua durante setenta y cinco años, la explotación de los recursos minerales por diez años y el monopolio de la publicidad durante toda la concesión. A cambio, Fhasa tenía que pagar un canon anual por un valor progresivo que llegaría a las 25.000 pesetas, desde  1945 hasta la fecha del final de la concesión. Fhasa asumía también la creación de un servicio de orden uniforme para mantener la buena conservación y la explotación de las instalaciones. Este servicio se inició en mayo del 1931. También se reservaba para Andorra, a un precio especial, el 10% de la potencia producida. Del mismo modo, Fhasa se comprometía a hacer las carreteras de Andorra la Vella a Escaldes, de Encamp a Soldeu y de Andorra la Vella en Ordino, entre otras.

En agosto de 1931, entra en funcionamiento el primer salto auxiliar. Andorra dispondría, desde entonces, de suministro eléctrico diurno. El mes de octubre de 1935, la Junta General de la Mutua de Sant Julià acuerda otorgar permiso a Fhasa para que inicie  los trabajos de conexión a la red de Sant Julià. La central generadora del Molí había dado servicio hasta entonces, pero había quedado pequeña.

La distribución eléctrica de la Vila de Sant Julià la mantenía la Mútua, suministrada por Fhasa. Fuera del pueblo, iba a cargo de la empresa Electricidad Andorrana S.A., la filial de la sociedad hispano francesa creada a tal efecto.

La concesión de Fhasa, sin embargo, fue conflictiva desde los inicios. Las tensiones entre el Consejo General y la concesionaria y el sentimiento de carencia de abastecimiento de la ciudadanía motivaron la acción de un grupo de andorranos que, en 1970, dinamitaron una pilona de La Margineda. La explosión del artefacto dejó sin luz a la parroquia de Sant Julià. A lo largo de esta década, la propuesta de nacionalización de Fhasa llegó a la Asamblea Magna, que  votó en contra argumentando la carencia de medios y personal necesarios para asumir un servicio público potencialmente deficitario.

En Sant Julià, las negociaciones con Fhasa y la filial EASA llevan a la Mutua a adquirir toda la red de distribución que EASA tenía en la parroquia. En mayo del 1977, durante la presidencia de Ricard Tor i Orilla, la Mútua se convierte en distribuidora única en todo Sant Julià. Una iniciativa visionaria y, a la larga, fructífera desde el punto de vista empresarial, pero que en aquella época comportó “unos problemas económicos terribles”, según Francesc Roca, puesto que tuvo que asumir la instalación de nuevas líneas para dar servicio y a la renovación de algunas de las ya desplegadas por EASA.

Feda

El conflicto entre las instituciones andorranas y Fhasa restó latente hasta  1988, año en que el jefe del Gobierno Josep Pintat i Solans propone a la Asamblea General el rescate de la concesión, aprobado por unanimidad. La sociedad hispano-francesa deja de funcionar y el Gobierno compra la totalidad del patrimonio eléctrico de la entidad por 3.500 millones de pesetas con objeto de rescatar para el patrimonio nacional el liderazgo en el desarrollo del sector eléctrico. Josep Cases Barón, entonces presidente de la Mútua, recuerda el momento como “un paso importante. El país recuperó la fuente de energía, que estaba en manos de una sociedad extranjera. Era una sociedad especuladora total”. Para Albert Pintat, entonces secretario personal del jefe del Gobierno, “era la culminación de una lucha que la Mútua había vivido en primera línea, porque fue la única que supo resistir a un tipo de imperialismo económico que Fhasa tenía hacia los recalcitrantes de Sant Julià”. Albert Pintat encuentra que el presidente Joan Pintat i Solans -tío suyo- tuvo la “voluntad, el empujón y el apoyo parlamentario para recuperar la iniciativa en cuanto a la generación de energía”. 

Francesc Roca explica que él  intervino “porque, como que teníamos buena relación [con el jefe del Gobierno], me llamó varias veces para mostrarme los presupuestos que él presentaba y ver qué me parecían los precios”. Roca recuerda la “gran gestión” de Josep Pintat i Solans: “Lo hizo todo él. Cuando tuvo los números claros, convocó el Consejo y dijo: ‘Estamos ante esto. Como que saben bien que el asunto de Fhasa es una espina y además crea problemas y dificultades, en el Gobierno hemos llegado a la conclusión de comprarla’. Tuvo un apoyo unánime”.

El resultado fue la creación del ente parapúblico Fuerzas Eléctricas de Andorra, Feda, constituido el 14 de enero de 1988 con el objeto social de producir, importar y distribuir energía. También se le atribuye la potestad de llevar a cabo actividades de cogeneración de electricidad y calor útil y de trigeneración, de comercialización del frío y del calor resultantes y de la compra de energía eléctrica producida por otras personas físicas o jurídicas dentro de Andorra  a partir de energías renovables.

El gran cambio: los años 90

La Mútua inicia en los 90 el diálogo con un nuevo actor de propiedad estatal con el reto de extender, consolidar y convertir el tendido eléctrico de Sant Julià en una red homologable a los estándares internacionales.

Josep Cases Barón comenzó la década como presidente de la Junta de Inspección y Administración, consciente que tendrían que invertir y potenciar la red eléctrica. Paralelamente, en 1992 se planteó el soterramiento de las líneas dentro de la villa después de programar una apertura del capital de la Mútua. Manel Torrentallé, director general, explica que “la Mútua estaba constituida de 140 accionistas antiguos”, y que “tenía que ser cómo siempre había estado: una cosa del pueblo. Con aquella ampliación de capital, pasamos a ser 490 accionistas” y se recogió “dinero que nos sirvió para hacer el plan de infraestructuras eléctrico”.

La apertura de las zanjas para soterrar el tendido eléctrico hace que la Junta se plantee ofrecer nuevos servicios a los abonados. El presidente Josep Cases había estado en los Estados Unidos, donde este tipo de redes -implantadas desde la década de los 40- vivían un momento de expansión. La aplicación de aquel esquema de servicio a Sant Julià fue un éxito: “Pasamos de ver cinco canales de televisión a ver más de una treintena”, recuerda Casas. “La gente de Andorra y de Escaldes bajaban a Sant Julià a ver los partidos de fútbol, porque en las otras parroquias no los veían”. Para Daniel Bastida, rector de la Universidad de Andorra, con el proyecto de distribución de señal de televisión por cable “la Mutua fue líder. Se  llevó a cabo  cuando tampoco era evidente que esta fuera la vía. Y se ha demostrado que se trataba de una solución tecnológica que se está implantando en todas partes”. El ex ministro Ferran Miralpeix recuerda que la oferta “tuvo una gran aceptación”. Agustí Marfany Puyoles, presidente del 1995 al 2000, pone el cable como ejemplo de las potencialidades de la Mutua: “Andorra necesitó diez o quince años más para poner cable en todas partes. Nosotros ya hacía diez años que lo teníamos. Un servicio a un precio muy barato que hicimos mucho más pronto y mejor que el Estado”.

Congeneración

Ciertamente, no todos los proyectos que han estado sobre la tabla de las Juntas de Inspección y Administración han salido bien. Hay que ni siquiera han llegado a constar en acta. En esta categoría habría, por ejemplo, la creación de una entidad aseguradora “complementaria a la CASS”, explica Torrentallé. También se planteó hacer un banco. “¿Puede hacer una entidad financiera la Mútua? Los estatutos lo permiten”, sentencia el director general.

Un proyecto emblemático que quedó descartado por las circunstancias fue la central de cogeneración en el borde la frontera española, planeado durante la presidencia de Agustí Marfany. El planteamiento se sustentó en la viabilidad económica de la Mútua: “Necesitábamos dinero, y obtenerlo a través de nuestra actividad principal era muy difícil en una empresa en que te marcan los márgenes desde Feda y desde el Gobierno”. La eclosión de los proyectos de cogeneración con gas en territorio español hizo que la Junta se  interesara. “Dado que la Mútua, en sus orígenes, produjo electricidad, ¿por qué nosotros no  podíamos producir? Esto nos habría solucionado todos estos problemas de dependencia”.

La Mutua negoció con Enagás, la distribuidora española de gas, la llegada a  Andorra de un ramal del gasoducto previsto para la Seu d’Urgell. El proyecto preveía la generación eléctrica y la distribución de gas y agua caliente a la parroquia. Quedó bloqueado, en primera instancia, por un informe técnico negativo de Feda. La opinión pública, además, era reticente a la llegada de este combustible. La población todavía estaba muy sensibilizada por el accidente del depósito de gas de La Massana a raíz de las  últimas grandes riadas vividas en el país, en 1982. Aun así, ninguno de las dos trabas habría sido un impedimento real, según responsables de aquella junta. Las gestiones quedaron en suspenso en el momento que Feda ofreció a las cuatro distribuidoras territoriales del país (la Mútua, Norte Andorrano, Sercensa y Unión Eléctrica de Encamp) integrarse dentro de una sociedad que tenía que dar servicio en toda Andorra. Norte Andorrano y la Mútua se  avinieron. Era el inicio de la creación de Fedasa.

Balsa de la Central de Arcalís

El renacimiento de la mutua

La fusión frustrada con Feda dejó la Mutua afectada en las estructuras internas, y muy débil en relación a la red. La institución necesitaba, antes que nada, un responsable técnico que pudiera llevar a cabo esta tarea. “Teníamos que encontrar la persona idónea para la dirección técnica”, dice Àlvarez Marfany, “y se produjo una casualidad”. En 2001 murió Emili Grau Tor, presidente de la Mutua a principios de los años 80, muy comprometido con la institución. Su hijo, Joan Carles Grau, ingeniero de telecomunicaciones, volvió unos días a Sant Julià desde Barcelona, donde trabajaba. “Le ofrecí la dirección técnica de la Mutua”, dice Àlvarez Marfany. “No sé qué le pasó por la cabeza, pero nos dijo que sí”.

Joan Carles Grau, Johnny, salió adelante con la reestructuración de las líneas que necesitaba la parroquia. “Teníamos una estructura de árbol de Navidad”, recuerda Carles Àlvarez, “cualquier problema en un cuarto hacía saltar la luz a todo el pueblo”. El nuevo director técnico encontró que “durante doce años las inversiones se habían ido aplazando. Teníamos un problema: había averías a menudo”, dice Grau. El plan fue “muy ambicioso, y planteaba hacer en solo tres años aquello que Fedasa se había comprometido a hacer en una docena”. Entonces empieza la robustez actual de la red de la Mutua. El director técnico defiende que hoy tiene una capacidad que está muy por encima de las necesidades actuales, y que ahora podría absorber el consumo previsto de aquí a 50 años. El actual presidente de la Mutua, Joan Albert Farré, asegura que “el servicio de red eléctrica está consolidado y actualizado. Los procesos de inversión y mejora han dejado de ser el foco de atención, porque los cortes de luz, todo aquello que habíamos sufrido, ya los hemos superadoo, ya lo hemos logrado”.

En 2007, de la mano del Común, la Mútua entra en el accionariado del parque temático Naturlandia. La argumentación de la Junta proviene de la misma declaración de principios de los Estatutos de 1914: la atracción  del turismo representa un componente más de progreso para la parroquia. “Naturlandia va en esta vía, y tiene que ser una fuente en el país para generar recursos y atraer turismo, y todo el país se  tiene que beneficiar” apunta Josep Pintat Forné, cónsul mayor de Sant Julià de 2004 a 2012. Además, para Ferran Miralpeix, “Naturlandia necesita energía eléctrica; es un polo importante en el país, no solo para la parroquia porque cubre dos vertientes: la primera, de desarrollo parroquial, y la segunda hace referencia directa a los mutualistas porque, al final, si se consume más energía podrán tener más dividendos”.

En cuanto a la actividad principal de la Mutua, el análisis del negocio eléctrico lleva a la directiva a volverse a plantear la necesidad de generar energía, “siempre desde un punto de vista medioambientalmente sostenible”, defiende Farré.

El análisis parte de las mismas premisas que nos impulsaron a trabajar en el proyecto de la planta de cogeneración: los márgenes intervenidos de la distribución eléctrica dejan muy poca capacidad de maniobra a la empresa. El componente medioambientalmente neto es, para el presidente, incuestionable. Y el motor del visto bueno legal es el Libro Blanco de la Energía publicado el 2012, en la elaboración del cual la Mútua ha tenido un papel activo. La clave de vuelta es la dependencia energética de Andorra- importa el 85% de la energía eléctrica que consume- y la constatación técnica que la capacidad de importar electricidad de los países vecinos está a punto de llegar al máximo permitido por las infraestructuras de conexión con España y con Francia. Esta es una de las diferencias con el planteamiento de la planta de cogeneración de finales de la década de los 90: hay un documento técnico que recomienda en el país trabajar en la generación de energía neta a partir de los recursos naturales del país.

Fedasa

“Este otro proyecto todavía era mejor, porque habría consolidado la Mútua. Conservábamos prerrogativas y nos garantizaba unos ingresos”. Agustí Marfany dejó la presidencia de la Mutua en el momento en que la creación de la nueva Fedasa tenía que someterse a la votación en el Consejo General. Le sucedió Carles Álvarez Marfany. La dimisión se hizo efectiva porque Marfany Puyoles  tenía un escaño, y consideraba que habría estado arte y parte en la votación.

Fedasa superó el trámite parlamentario y las enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición, que consideraban que la entrada de participaciones privadas en una sociedad parapública convertía los ciudadanos en “clientes obligados de una sociedad anónima con capital privado”, y que se creaba “un monopolio privado”. También mencionaban el “desequilibrio en las aportaciones de las entidades fusionadas” y una “posible inconstitucionalidad” que fue, al fin y al cabo, aquello que, una vez constituida la nueva empresa, hizo volver atrás todo el proceso.

El 27 de octubre del 1999, el Boletín Oficial del Principado de Andorra (BOPA) publicaba la Ley de creación de la sociedad pública Fuerzas Eléctricas de Andorra, S.A. Este texto reconocía que Feda había logrado los objetivos por los cuales fue creada, había mejorado las condiciones del servicio y había preparado las infraestructuras del país para “afrontar en confianza los retos del siglo XXI”. La ley consideraba “oportuno” impulsar la reestructuración del sector eléctrico en Andorra, indicando que era “técnicamente aconsejable que el servicio estuviera  en manos de un único operador que, para conservar la independencia energética, tiene que ser nacional”, teniendo en cuenta la “pequeña dimensión geográfica del Principado”.

La ley disolvía el ente público Feda para crear, en su lugar, una sociedad accionarial a la que se tenía que dar el mismo nombre, y que tenía que acoger en el accionariado la Mútua y Norte Andorrano y a la vez tenía que estar abierta a la integración de las otras dos distribuidoras. La Mútua Eléctrica y Norte Andorrano aportaban a la nueva sociedad todas las instalaciones y se quedaban una participación del 6,7% y del 9,2%, respectivamente.

La nueva empresa inició su camino. La Mútua deshizo todo su aparato  operativo eléctrico. Paralelamente, el Tribunal Constitucional admitía a trámite el recurso de inconstitucionalidad que, en el debate de las enmiendas a la totalidad, la oposición ya había dejado entrever que presentaría.

No había pasado medio año de la publicación de la ley de creación de Fedasa cuánto el mismo BOPA publicaba, el 12 de abril de 2000, la sentencia del Tribunal Constitucional relativa al recurso de inconstitucionalidad 99-1-L, dictada el 7 de abril de 2000. La resolución de la judicatura estimaba la inconstitucionalidad de la creación de la nueva sociedad y  declaraba la nulidad radical, tanto de la ley como de los efectos producidos durante su periodo de vigencia. Consideraba probado que planteaba “un tratamiento legal diferenciado”, favorable a las sociedades invitadas a participar en la fusión -la Mutua de Sant Julià, Norte Andorrano, Sercensa y la Mutua de Encamp- y que este tratamiento estaba justificado, pero “a pesar de que los fines pueden ser constitucionalmente legítimos, los medios utilizados no lo son. Y, por consiguiente, tenemos que afirmar que la Ley vulnera el principio constitucional de igualdad”. También argumentaba que el texto normativo vulneraba el principio de seguridad jurídica.

Fedasa se tenía que deshacer y todo tenía que volver a la situación previa. “Perdimos muchas plumas”, dice Torrentallé. “También descubrimos” añade, “que Feda ganaba más dinero que la Mutua haciendo de suministradora”. El presidente que vivió la sentencia del Constitucional, Carles Àlvarez Marfany, explica que tuvieron que “partir de cero, realmente, sobre todo en cuanto al personal. Y después tuvimos que remontar las estructuras, porque, quieras o no, durante todo el tiempo de negociaciones con Feda se había bajado la guardia, posponiendo inversiones”.

De ahora en adelante

La otra diferencia respecto a la situación vivida al 1999 recae en el hecho que en el 2010 se constituyó la Asociación de Entidades del Sector Energético, formada por las cuatro distribuidoras territoriales. “También invitamos a Feda, pero esta declinó la invitación argumentando que sus estatutos no le permitían formar parte”, dice Josep Muntané, presidente de Norte Andorrano y de AESE.

La asociación con AESE ha permitido a la Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria, Norte Andorrano, Sercensa y la Mútua de Encamp negociar con Feda y el Gobierno con una sola voz, además de hacer compras conjuntas. La tarea principal que ha llevado a cabo en los primeros años de vida, no obstante, ha sido la participación en la elaboración del Libro Blanco de la Energía, y la proyección, basándose en las recomendaciones de este documento, de ocho unidades de producción eléctrica. De estas ocho, seis son unidades hidráulicas y las otras dos son aerogeneradores. El objetivo de estas minicentrales es contribuir a cambiar el balance energético del país, que actualmente es muy negativo. Andorra importa el 83% de la energía eléctrica que consume. El planteamiento de AESE, con la Mútua Eléctrica y Norte Andorrano al frente, busca reducir esta cuota con el aprovechamiento de los recursos naturales, con energías renovables.

Paralelamente al desarrollo de los proyectos conjuntos con AESE, los cuales gestionaría una sociedad anónima de nueva creación, Productora Eléctrica Renovable S.A, -con participación de Mútua y Norte Andorrano S.A., más la entrada de accionistas privados- la Mutua trabaja para captar nuevos proyectos en el campo de la energía y las nuevas tecnologías, que puede ligar al objeto social vigente desde 1914.

Porque todo aquello que represente un adelanto para Sant Julià de Lòria entra dentro del ámbito de actuación de la Mutua. Así lo previó el grupo de visionarios lauredianos que, el año de la llegada de la carretera, con el mundo a punto de vivir la Gran Guerra, iluminaron la villa, aprovechando la fuerza del río. El año 2016, para poder seguir adelante con los proyectos futuros, Mútua Eléctrica se convirtió en Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria S.A.

Cadi Telecom

En 2016, la sociedad AVATEL ofreció a la Mútua la oportunidad de invertir en un operador de telecomunicaciones en la Seu d’Urgell. Era el nacimiento de Compañía Pirenaica de Telecomunicaciones, Cadí S.L.

En la actualidad, Cadí Telecom tiene unos 1.500 abonados a la fibra óptica y unos 1.000 a la telefonía móvil. La sociedad Cablemutua de Servicios SLU, participada en su totalidad por Mútua Eléctrica de Sant Julià de Lòria S.A, tiene una participación del 60% a Cadí Telecom.

 

Central de Arcalis de PERSA

Persa

En el 2015, el Gobierno publica el reglamento de la actividad de producción de energía eléctrica en minicentrales hidráulicas de potencia inferior a 500kW y conectadas a la red.

PERSA presenta 8 proyectos de minicentrales hidráulicas.

En junio de 2016 se inicia la construcción de la minicentral de Arcalis con una potencia máxima de 450kW y una producción estimada de 2.000.000 kWh, fruto de la colaboración con el Hble. Común de Ordino y SECNOA. En enero de 2017 se pone en funcionamiento.

La construcción se hizo con criterios medioambientales promoviendo de las energías alternativas, el agua de la balsa de la Canaleta, que cuando no se utiliza para hacer nieve, produce energía. Esto ha permitido que la estación de Vallnord sector Arcalís sea la primera estación de Europa y probablemente del mundo en producir la energía necesaria para alimentar la estación con energía renovable utilizada dentro del dominio de explotación de la misma.

SANT JULIÀ DE LÒRIA

Un entorno natural único

Vista general de Sant Julià de Lòria a principios del siglo XX. Foto: Archivo M.Mas.

«Instalación de la línea eléctrica anexa al Molino Harinero
(Foto Fundación Julià Reig) «

100 aÑOS

Esta sociedad pensada y creada al servicio de la Parroquia cumple cien años de existencia. Que este hecho sea el cohorte necesario para proseguir y perseverar en esta tarea común. En recuerdo y homenaje a las personas que hicieron posible este logro:

Sr. Francisco Cairat Freixes

Sr. Francisco Cairat Freixes

1º Presidente de la Junta Constitutiva de la Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria.

Foto: Archivo Família Cairat.

Sr. Pere Canturri Moles

Sr. Pere Canturri Moles

1º Vice-Presidente de la Junta Constitutiva y Tesorero de la Junta de Inspección y Administración de la Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria.

Foto: Archivo Família Pere Canturri.

Sr. Joan Canturri Pallares

Sr. Joan Canturri Pallares

1º Secretario de la Junta Constitutiva de la Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria.

Archivo: Família Joan Canturri.

Sr. Julià Reig Roqueta

Sr. Julià Reig Roqueta

1º Presidente de la Junta de Inspección y Administración de la Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria.

Foto: Arxiu Família Reig.
Sr. Anton Huguet

Sr. Anton Huguet

1r Vice-President de la Junta d'Inspecció i Administració de la Mútua Elèctrica de Sant Julià de Lòria.

Foto: Archivo Família Pujol.

Sr. Agustí Marfany

Sr. Agustí Marfany

1º Secretario de la Junta de Inspección y Administración de la Mutua Eléctrica de Sant Julià de Lòria.

Foto: Archivo Família Agustí Marfany.

Teléfono

+376 741 700

Localitzación

Av. Francesc Cairat, 28, Sant Julià de Lòria

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